España mi natura
Italia mi ventura
Flandes mi sepultura
En 2013, exactamente 300 años después de ese tratado donde se empezó a forjar la Europa conciliadora, "democrática" y de tratados; decidí pasar por aquí a ver que dejamos atrás.
El centro de la ciudad, con planta medieval, sigue estando atravesada por un canal, donde a sus orillas, todos los locales cuentan con terrazas, que supongo que cuando empiece la primavera se llenarán de gente, pero. . . a 0ºC ni siquiera estaban abiertos, jaja!! Hacer turismo el Domingo de Pascua no es la mejor idea del mundo, o quizás la gente no salia de casa porque creían que los españoles regresábamos a recuperar territorio, jaja!!
En el centro de la ciudad se puede ver la iglesia del Dom, bueno, la mitad de la iglesia del Dom, la otra mitad se la llevó un tornado hace casi 400años y nunca se reconstruyó, dejando en pie, media iglesia y la famosa torre del Dom, la más alta de Holanda, desde la que, en días despejado, se dice que se puede ver Amsterdam (que esta a 57km) No lo comprobé, ya que el día no era el más soleado, y la temperatura y el viento en lo alto de la torre no era lo que más me llamaba ese día y teniendo en cuenta que volveré a catar sus terrazas a la orilla del canal, la subida de los 500 escalones también estará en la agenda.
En ciertos rincones escondidos se pueden encontrar restos de antiguas construcciones en patios de casas, o callejones que en su día guardaron las conspiraciones de la ciudad donde comenzó la reforma religiosa allá por finales del XVI. En Utrecht se palpa la atmósfera de una ciudad de idas y venidas, en ella los Romanos se estancaron en su conquista del norte de Europa, y durante cientos de años el pulso del viejo continente se podía medir por los latidos de Utrech, y a día de hoy se puede seguir notando, en sus museos de todo tipo, sus personajes famosos, como el arquitecto/diseñador Gerrit Rietveld o el gran Marco Van Basten, y en el nivel de su famosa universidad.

Una ciudad pequeña, que lo tiene todo, y por donde paso de todo, una pena que el frío no acompañase, peor volveré para comprobar, entre otras cosas, como la casa de Carlos V, en la ciudad, pasó por convento, almacén, casa oKupa y ahora hotel famoso por su gran cerveza.
Una ciudad pequeña, que lo tiene todo, y por donde paso de todo, una pena que el frío no acompañase, peor volveré para comprobar, entre otras cosas, como la casa de Carlos V, en la ciudad, pasó por convento, almacén, casa oKupa y ahora hotel famoso por su gran cerveza.
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