jueves, 20 de noviembre de 2014

Capítulo 6 - La China del S.XX, la China del S. XXI

Un rato largo ya sin escribir, pero es lo que tienen los cambios de vida, hacen que por unos meses necesite estar habituandome a un nuevo planning hasta que vuelvo a retomar el ritmo de mi vida.
Esta vez simplemente un último recuerdo a China, a la que deje atrás hace meses, viendo su grandeza desde las alturas.
China, me fascinó, me fascinó nu pasado, su resente y su futuro, Me fascinó su cultura, su ritmo trepidante y moderno o su calma y paz por sus valores milenarios. Me fascinó su poder.
La grandeza de sus obras a lo largo de la historia, sus comidas, sus paisajes, su ir y venir sin importarles el resto del mundo mirando hacia adelante.
Pero lo que más me fascinó fue su gente, esas postales inmortales que parecen detenerse ante ti en su burbuja, esas estampas costumbristas del día a día y la sencillez y la humildad de la gente de a pie, tan distanciada de la imagen que sus lideres proyectan hacia el mundo.
Como viven sus raices, como luchan por una vida mejor sin preocuparse por lo que la buracracia les ordene, pues ella no les va a sacar adelante si no ellos mismos.
Esa pasión por lo que hacen, en todos los ambitos en su día a día, alejado del exteaño poder que se ve en las calles por aprte de magnates que no representan si no una imagen equivocada de China.
Esa gente que parece añorar cualquier tiempo pasado sin hacer diferencias, así respetan y admiran a Mao, así idolatran y recuerdan al último emperador en el mismo lugar.
Así el poder más absolutista se junta con el trabajador más humilde, cada uno añorando lo suyo sin interferir en la vida el uno del otro mientras nadie de arriba lo ordene, esa es la China que se ve en la calle, la que no sale en la tele y donde cada uno lucha por los suyos si le dejan, sin diferencia de ningún tipo mientras el poder no interfiera.

Es increible encontrar esa idea del trabajador proletaria incansable que espera alcanzar algún día su sueño, si le permiten mientras en el mismo lugar se reverencian mitos del pasado más controvertido de la Asia del S.XX.

Pero China sigue moviendose, tiene que seguir moviendose, pero lo hace tan rápido qe no sabes donde detenerte, tantas diferencias co occidente que no sabes donde mirar, no sabes donde parar, ni sabes donde empezar, su comida, su arte, su música, su arquitectura. . ., su gente.
Tan pronto te encuentras en un mercado donde el manjar del día son escorpiones a la brasa o largatos, como. . .
. . .te paras en un remanso de paz donde un artista trabaja detenido en su mundo sin importarle lo que pase a su alrededor en la misma calle,
Los conductores de los bici-taxis hacen un parón en su día para charlar tranquilos a la espera de turistas, al timepo que en una pagoda los monjes limpian en armonia sus patios. . .
Son en cada esquina, en cada calle, en los templos, palacios, restaurantes, mercados puestos callejeros y plazas símbolos de su cultura donde hayas a la auténtica China más allá de los lugares a visitar en su gente sencilla, en sus momentos y en su rutina, algo curioso y la vez fascinante que no ves si te quedas en la foto de la muralla, en la foto de la ciudad perdida o en la de Mao. Son los momentos que te encuetras justo ante ti en cada paso los que al final hacen china tan curiosa y fascinante, tan ansiosa por ser visitada otra vez.