viernes, 4 de abril de 2014

Capítulo 40 - Al mercado

Una de las mejores cosas que se puede encontrar en esta ciudad en la que vivo, es el mercado.

Presidida por la estatua de Mercurio, dios de los mercaderes, se encuetra la plaza del mercado, donde Martes, Jueves y Sábado, los puestos de auténticos productos del mar y el campo pueblan el pave de Grote Mark. 
Es un lujo visitarlo de mañana temprano, cuando los puestos empiezan a montarse y ves el movimiento de mercancías y el buen ambiente entre mercaderes; que seguramente en algún momento de la historia dio paso a discusiones enfurecidas, al más puro estilo Asterix y Obelix con el pescadero atizando mero en mano al carnicero, pero que a estas horas de la mañana parece tan perfecto.
Acercarme en bici y poder ir degustando de puesto en puesto algún que otro queso es un lujo que merece la pena disfrutar, así como ir investigando cual será la innovación de cada día para hacer un plato nuevo.

Los puestos de queso, son la joya de la corona de este mercado con sabor añejo, pero el de pasta fresca y hongos son mis favoritos. Seguramente la pescaderia sea también excelente, pero ahí tiene que competir con los frutos del mar de las Rias Gallegas, donde se convierte en un rival menor sin ninguna posibilidad de convencerme más allá del salmón.

Y a pesar de que la fruta haya recorrido kilómetros hasta llegar al mercado de una tierra necesitada de sol para estos bienes, el precio de las fresas invita a no dejar escapar medio kg de ellas. Pero habrá que buscar comida a este postre, no?

Esta vez un par de raciones de raviolis frescos de truffa negra creo que serán una buena elección, acompañados de un surtido de setas a la plancha y hongo cooral rayado sobre el plato caliente a modo de queso rayado, un plato digno de estrella michelín.

Y las fresas con nata y un poco de canela del puesto más cuidado, el de las siempre valiosas especias, perfecto!!
Pero como escapar al producto estrella. . ., habrá que hacerse con un buen queso de granja, casero, para ir provando algo nuevo como cada fin de semana dejando recomendarme por el quesero y un buen pan, que sólo se encuentra en el mercado en este país, hacen la compra perfecta.


 

Visita corta pero estimualnte para los cinco sentidos, la vuelta cargado a casa en la bici y sin cesta ya no es tan bonita, jaja!!