miércoles, 4 de marzo de 2015

Capítulo 5 - Correr, digo #correr, digo #running

Perdón por el título, pero es que parece que si no se dice de forma molana no existe.
Y. . . decía Pablito Sandoval en “El Secreto de sus Ojos” Juan José Campanella 2009:
-          El tipo puede cambiar de todo, de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar. . ., no puede cambiar de pasión”
 
Y así es como empiezas un día a correr, por pasión, tú mismo, contigo a tu ritmo. Cada viernes-sábado-domingo porque el resto de la semana hay que estudiar (años de instituto) y luego cada día con la agenda mejor organizada (son años de Universidad) mejor organizada o con más libertad y con pequeños retos en mente, superándote en cada zancada, a tope hasta el siguiente árbol, apretando en la subida y recuperando en la bajada, exprimiendo cada día un seg. más, con pasión y sin sufrir. Siempre lo he dicho, si un día no disfruto de cada paso, dejaré de correr, si un día no disfruto en el último repecho dejaré de correr, si un día pierdo la pasión dejaré de correr.

Pero de un tiempo a esta parte, quién sabe si por la crisis, que correr se ha convertido en un entretenimiento barato, todo el mundo empieza a correr, perdón, a #correr. Correr es más barato que ir de viaje, correr es más barato que el pádel, correr es más barato que el golf, la hípica y salir de compras, correr es más barato pero por lo que parece vende más. O quien sabe, quizás me equivoco, quizás es por el boom del libro de Haruki Murakami “De que hablo cuando hablo de correr” 2007, cuyo lanzamiento coincidió con la irrupción de este boom, libro que parece ser cabecera y biblia de cualquier corredor de hoy en día, pero que si leemos con detenimiento en sus primeras páginas deja bien claro que no pretende hacerte correr, si no darte la visión del escritor sobre ello, pero que si no te gusta, no lo hagas, Murakami no pretende convencerte de nada, pero aún sin pretenderlo su idea ha irrumpido de tal forma que parecerás un infiel si pretendes correr sin seguir sus ideales.

Hubo un día en que correr era romántico, como las expediciones al Everest, las travesías por África o alcanzar los Polos, un día en que los Admundsen, Livingston o Mallory buscaban la aventura y la superación movidos por la pasión.
Hubo un día en que el Etíope Abebe Bikila logró la plusmarca mundial en la prueba del Maratón en las olimpiadas de Roma´60 y descalzo (impensable hoy en día por el negocio que mueve el deporte). Con una imagen para la historia como fue su paso frente al obelisco de Axum, robado a su Etiopia natal por Italia en 1937; hubo un día en el que el mismo Bikila en 1964 reeditó ese triunfo con un nuevo record mundial en las olimpiadas de Tokio, convirtiéndose en el único atleta que revalida victoria en la prueba del maratón en unas olimpiadas, y eso sólo se consigue con pasión.
Es una pena pensar que ese halo de romanticismo y pasión se ha desvanecido con el paso del tiempo, y a día de hoy cualquiera puede hacer que el mejor equipo de alpinistas te ponga en la cima del Everest, que un avión Antonov te lleve a tomar vodka y caviar al polo o hacer noche en el Lago Victoria, sin ninguna motivación más allá que la de contarlo con la foto de rigor.

Hoy en día ,llevado por el afán mercantilista de las marcas, cualquier reto es posible patrocinado por lo que sea, con sólo el mero objetivo del negocio, para qué una consultora iba si no a patrocinar el maratón de Nueva York? Igual que bancos, aseguradoras, inversoras etc. patrocinan retos por el mundo sin importarles lo más mínimo de que se trate con tal de salir en la foto, carreras cada sábado o domingo en cualquier pueblo del mundo?
Se ha perdido ese afán de expediciones avocadas al fracaso y sin futuro en las que sólo los defensores de las causas perdidas ponían su esperanza, como fue la travesía oceánica del Kon-Tiki del Noruego Thor Heyerdahl, en tiempos de postguerra, entre Perú y las Islas del Pacífico.
 
Hoy en día cualquier corredor te dirá que le encanta la película “Carros de Fuego” 1981Hugh Hudson y se motiva con su música para salir en días lluviosos, cuando nunca será la música lo que  te haga mover las piernas. Te dirá que le encanta “La soledad del corredor del fondo” 1962Tony Rchardson, solo por el mero hecho de haberla visto mencionada en algún blog de éxito y no por el de haber experimentado nunca esa soledad que en las carreras por un parque de ciudad nunca conocerá.

Todo un cúmulo de detalles que no tendrán ningún valor al final de la escapada, si no existe pasión. Podrás correr 5Km, podrás correr 10Km, una media o hasta un maratón, aconsejado por 15 “gurús”? del asfalto; pero el día que caigas, que haya dolor, que desfallezcas, no se acordarán de ti ni las marcas, ni las patrocinadores de aquellas carreras que fuiste ni los consejos de aquellos “gurús”? que ahora sólo te dirán “es que no dosificaste”.
Pensarás que lo hiciste todo bien, llevabas los calentadores de última generación, el gorro reflectante, las cantimploras a la cintura y hasta el cinturón de Batman, el podómetro, los greatest hits de la temporada, un entrenador electrónico de X marca deportiva que te marcaba el paso deseado, las calorías, la luz y hasta el índice DowJones mientras corres, y hasta puede que llevaras una cámara grabando, eso sí, todo en colores bien fluorescentes que no sé qué tendrán pero parece que motivan, lo que no pensaste es que quizás todos esos gramos de cada nuevo artilugio en tu indumentaria eran gramos de más que cargabas en cada paso y multiplicados a cada zancada se convirtieron en una losa y que cada vez que tu mente quiere seguir el paso de tu entrenamiento electrónico quizás tus piernas aún no estaban listas para ese peso. Y entonces, sólo la pasión te hará seguir.

Nunca he visto a los más grandes corredores con música, ni cascos, ni gorras, no me lo imaginaría nunca en el gran Emil Zatopek “La locomotora humana”, quien corría con imagen fresca 100m y agotada mil Kms, y aun así se convirtió en el único deportista en ganar los 5000, los 10000 y los 42195m en unas olimpiadas a base de pasión y en tan sólo 7días en Helsinki´52, un gran corredor, un hombre sencillo, un personaje magnífico, en definitiva un buen hombre. 
Y parece que últimamente si no lo dices a los 4vientos por 15redes sociales, con 20apps diferentes es que no has ido a correr, y cuantos más datos haya mejor, #3km, #4min/km, #nopainnoglory, #conlluviacorromás, #1millCal, #10000kmesteaño, #siguemesipuedes #MalvinasArgentinas? Con mil recomendaciones: Tú eres corredor minimalista? Deberías correr así, pisar así, usar estas zapatillas, bla, bla, bla. . . Y todo esto sin dejar de seguir a gente como Josef Ajram y Killiam Jornet, o videos y lemas de motivadores natos que hacen de sus retos un negocio, y no los crítico, hacen bien, pero a mi no me van a convencer.
 
No puedo sin más acordarme de Steve Prefontaine, el último romántico del atletismo quien sólo, y en contadas ocasiones, escuchó unicamente a su entrenador y que pensaba que correr debía ser una obra de arte del principio al final, dando todo lo que puedas, y que con esa idea murió; así como consiguió un meritorio 4º puesto en las famosas olimpiadas de Munich´72 a sus 21años y por correr con esa pasión, sin tácticas ni estrategias, los veteranos le dieron un hachazo certero en la última vuelta y le alejaron del éxito, pero de qué forma lo hicieron? De la misma que el aborrecía, sin pasión, sin darlo todo en cada zancada ni luchar contra la aventura de ir por delante intentando superarte a ti mismo desde el primer segundo, y es ahora su nombre el que la gente recuerda y no el del Finlandés que logró el oro en aquellos 5000m; el de un corredor con pasión, el último romántico, un rebelde para el atletismo de esa época.

Así que no #corras, corre! y sin seguir consejos, ni siquiera mi consejo de que no los sigas, este post no pretende ir contra el #running si no quizás, como Murakami, mostrar la idea de lo que significa para mí y me gustaría que fuese, no hay tiempos, ni retos, ni lemas, ni marcas, y no me dejaré engullir por lo que en hoy se ha convertido, yo seguiré corriendo contra mí, con pasión, sin nada más que lo imprescindible, como empecé a correr en la Ria de Pontevedra, como seguí corriendo por las colinas de las afueras de Santiago, en los viejos campos de batalla de Polonia, atravesando las Villas de Buenos Aires, bajo la lluvia de las llanuras holandesas y ahora en los acantilados ingleses, . . .
. . .y como el último grande, Haile Gebreselasie, no puede cambiar su sonrisa, yo no podré cambiar mi pasión.
#odioeternoalrunningmoderno