lunes, 12 de diciembre de 2011

Capítulo 25 - Tarde en la milla del arte

Antes de nada vais a perdonarme por la calidad de las fotos, pero he tenido un problema de logística y estoy sólo con la cámara del móvil.

Si algo tiene Buenos Aires es que, por suerte, nunca deja de sorprenderme.

Hace un par de meses visité con mis amigas Belen y Lucia el MALBA, museo de arte moderno, y pasamos una buena tarde entretenidos con los cuadros de Carlos Cruz-Diez, obras policromaticas que jugaban con el punto de vista del observador de forma que engañaban al ojo y su percepción, una forma de hacer arte moderno sin caer en. . . la incomprensión o la tomadura de pelo de ciertos artistas contemporáneos. El museo sin ser una gran pinacoteca del arte contemporáneo sabe sacarle partido a sus espacios y fue una visita muy amena.

Y Ayer regrese a la misma avenida pero en dirección hacia el barrio de la Recoleta, para encontrarme el Museo de Bellas Artes, en el que, como suele pasar en los sitios que no disponen de una impresionante colección de arte ha reunido un resumen de la historia del arte desde el románico hasta el impresionismo con todo tipo de estilos y artistas europeos con la que el visitante puede hacerse una clara idea de la evolución de arte hasta nuestros días, desde tallas de madera de iglesias medievales europeas del s. XIII-XIV hasta cuadros de los mejores impresionistas, Monet, Van Gogh, Pisarro, Gauguin, Degas etc. , pasando por los maestros españoles: Goya, Zurbaran o Zuluoga; y los prerafaelitas, y para completar todo esto que mejor que un buen número de esculturas con mucho gusto, lideradas por "un beso" de Rodin en mármol blanco, un placer para la vista. Y si a todo esto le añadís una exposición temporal de artistas italianos del XIX principios del XX, pues es el lugar perfecto, pues para mi nada mejor que Chirico o Modigliani para acabar el día.
Y como siempre hay un lugar para el relax tras tanto arte (ya que soy de los que creo que mejor ir disfrutando poco a poco que todo de una vez) que mejor lugar que a sólo un par de manzanas tomar algo tranquilo en el Croque Madame, una pequeña cafetería situada dentro del recinto del museo de artes decorativas argentino, que aunque no es lo que más me guste del mundo, dispone del edificio más bonito de entre los museos de Buenos Aires y su terraza es todo un lujo al más puro estilo Mont Matre de París, pero siempre con el inconfundible toque porteño.
Una tarde tranquila, sin salir de la misma calle, y con gusto, como previo a lo que se avecinaba después (sigue mi tarde tranquila en el Capítulo 26. . .)

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