domingo, 14 de octubre de 2012

Capítulo 51 - Amor

Cada persona que vive en una ciudad tan grande tiene su propia ciudad.
Han pasado ya unos meses desde que regresé de Buenos Aires,  y escribí por última vez, meses que han sido útiles en muchos aspectos, primero porque me han hecho ver el mundo desde otra perspectiva, valorar muchas cosas y darle a cada una el valor que realmente se merece.
Buenos Aires me ha aportado cientos de situaciones que no podré vivir en ningún otro lugar del mundo y que gracias a personas realmente increíbles pude superar,  aunque realmente nos apoyamos hombro con hombro con la paciencia y un poco de empeño, y ahora todas esas situaciones son un recuerdo del que reírse que nos aportaron  experiencia.
Gracias a Buenos Aires sé que el ocio y la cultura pueden estar al alcance de todos, con la segura ruina del gobierno en un par de años (si no menos, pero no sólo por esto se arruinará Argentina por supuesto), pero poder ir cada fin de semana a una carrera popular que corta una ciudad de 9millones de habitantes es un lujo,  o salir de casa y poder ir a cualquier hora al Museo de Bellas de Artes de la ciudad (a 5minutos de mi 4ªcasa)sin tener que pagar ni un peso a la entrada, e ir el lunes, el martes, el miércoles, el jueves y el viernes empezar a pensar que soy Thomas Crown y que seguramente robaría “El Moulin de la Galeite”  de Van Gogh, entonces me doy cuenta que si quisiera hacer lo mismo en Madrid, habría pagado por entrar en el Prado de lunes a viernes. . . cerca de 70€ y veo que con cosas como esta se puede amar Buenos Aires.
Mi primer barrio, Palermo SOHO: nuestro triplex, los asados, las librerías y tiendas de diseño, libros-cafetería-tienda de ropa todo en uno, plazas al sol, happyhours, locos colectivos, abarrotados subtes. Y el resto de la ciudad, el añejo San Telmo, el Museo Proa en La Boca, correr en los lagos de Palermo, la bomba del tiempo, cementerio Recoleta, Puerto Madero, Frank´s bar y conocer todos estos lugares y que la gente te visite y enseñarles una ciudad increíble que de turista nunca descubriría.
Pero aún hay más, qué es Argentina sin fútbol!? Ver jugar a River fue una de las cosas más sorprendentes que vi, ya le dedique en su día un par de capítulos  a River y otro a la selección, pero no es para menos, 90minutos de espectáculo non-stop lo merecen, casi equiparable a los conciertos que he ido de Coldplay.
Y sin dejar de lado, el hipódromo, los choripan, las tortillas de patatas en casa, jaja!!
Y, un a parte, para las reuniones ángel-demonio con mis compañeras, y debatir sobre el mundo con ellas, una visión Sueco-Francesa-Española que no fue nada mal, o el toque Argentino-Español que le dieron el resto de personas que conocí allí, increíbles todas, tantas que por miedo a dejar algún nombre en el camino no voy a enumerar en una lista enorme.
Gracias a Buenos Aires conocí a Magali, gracias a Magali me pase horas y horas enviando CVs a empresas, gracias a los CVs hechos con Magali y a sus contactos encontré DMT, gracias a DMT ahora mismo estoy en la campiña inglesa trabajando y gracias a que estoy trabajando puedo agradecer a Buenos Aires lo  mucho que apretó pero nunca llego a ahogar, y como superar ese apretón!? La visión sueca de Frida me ha aportado muchas más cosas de las que creía, la opción de “siempre se saca algo bueno de todo y el uso de la paciencia es fundamental” me hacen ver los meses pasados en Argentina con ellas, como una aventura increíble, necesaria y reconfortante, nunca me olvidaré de su “cuando hay que trabajar los suecos trabajamos como el que más, y cuando hay que divertirse, porque has trabajado bien, nos divertimos como el que más también” RE-genial visión de las cosas. Sólo puedo decir que cada momento con ellas creo que me hizo mejor persona.
Quién sabe si Argentina volverá a cruzarse en mi camino de nuevo, quizás no geográficamente pero espero que en las vivencias y la gente que allí conocí vuelva a encontrármela muchas veces, y que las dos primeras veces sea por Magali y Frida, a las que tanto les debo, y por lo tanto le debo a Buenos Aires, que me permitió descubrir sus secretos y rincones para crear “Mi Buenos Aires”


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