sábado, 21 de abril de 2012

Capítulo 41 - Valparaiso

Hemos atravesado los Andes y ya estamos en Chile, ya estamos en el Océano Pacífico, y si hay una ciudad en Chile que lleva el Pacífico unido a su nombre, esa es Valparaiso.


La ciudad de Valparaiso debe su nombre a "Valparaiso de arriba" un pueblo de Cuenca que en la actualidad cuenta con 26hab y de donde es originario su descubridor Juan de Saavedra (marinero, y de Cuenca)
                                           
La ciudad se encuentra en el cerro de una montaña con vistas al mar cual anfiteatro romano, en las lomas dela montaña encontramos como la gente ha ido montando sus vistosas casas de colores el las rampas empinadas y los acantilados, acondicionando los accesos con escaleras de vértigo que suben serpenteando entre las construcciones  hasta encontrar la curiosa linea de seguridad, a partir de la cual estas a salvo en caso de sunami (ya que se encuentra en una  zona de alta riesgo sísmico)
                                           
Cerca de las altas grúas del puerto encontramos las zonas aún prosperas de la ciudad con los edificios más representativos y las plazas más bonitas entre lasque encuentras curiosidades como un puesto con chapas en recuerdo a Pinochet al lado de una pared pintada con la imagen de Salvador Allende, fantasmas del pasado que en su juventud quizás disfrutaron de aquel Valparaiso de gran esplendor de la época de entre guerras. 
                                                                      
Es un lujo ir descubriendo a medida que se sube en los funiculares (hoy patrimonio de la humanidad, al igual que su trolebus) las vistas de la bahía a medida que subes por los viejos raíles en un pequeño vagón de madera, que en su día subió a grandes marinos, militares, almirantes, marineros, o mercantes, porque si por algo se caracteriza Valparaiso es por su unión con el mar. 
                                             
Hoy en día de aquellos años de bonanza portuaria quedan los restos de grandes palacetes, oficinas y almacenes de las grandes compañías mercantes, edificios que le dan un toque romántico a la ciudad a la espera de un tiempo mejor y una pronta rehabilitación de una ciudad que no pierde su encanto, pero que podría recuperar el brillo de antaño que aún perdura  en sus casas de colores, aquel brillo que vivió Pablo Neruda en su casa en lo alto del cerro, desde la que cada mañana divisaba el mar y le dedicaba esta oda.
               
                               
Valparaíso, tan pequeña como una camiseta desvalida,
colgando en tus ventanas harapientas meciéndose en el viento del océano,impregnándose de todos los dolores de tu suelo,
recibiendo el rocío de los mares, 
porque en tu pecho austral están tatuadas la lucha,
la esperanza,la solidaridad y la alegría como anclas que resisten las olas de la tierra.

El beso del ancho mar colérico que con toda su fuerza golpeándose en tu piedra no pudo derribarte,

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