martes, 29 de julio de 2014

3ª Parte - China // Capítulo 1 - Shanghai

Durante los pasados 12 días, realicé un viaje a lo largo del Este de China, haciendo escala en tres de las ciudades más importantes del oriente chino, Shanghai, Shuzhou y Beijing, compatibilizando el viaje con trabajo y quedándome con la miel en los labios de un viaje más profundo por la China ancestral. A continuación un diario de viaje de la huella que China ha dejado en mi.
Shanghai. . .
                   . . . Shanghai se levanta inmensa como nunca antes nadie hubiese pensado, haciendo colapsar a dos mundos en un mismo punto: la antigua China -que Europa empezó a conocer en la época victoriana, allá cuando oriente era el objetivo de los colonos europeos en la búsqueda de nuevas rutas comerciales y que llegó a su fin con la invasión de China por parte de Japón en 1940- y la nueva China -la que ha visto la luz tras el aperturista movimiento por parte del gobierno chino, y que hace que un nuevo mundo se levante día día a la orilla del río Yang-Tse a un ritmo difícil de seguir. 

De aquellos años dorados no queda mucho ya, donde los franceses establecieron su primera colonia en la ciudad, en la conocida como "concesión francesa" a día de hoy se pueden observar maravillosas casas coloniales donde se encuentras los consulados más antiguas de la ciudad, y del viejo puerto donde comenzaron las guerras del opio, ha nacido una nueva ciudad, desplazando el puerto a las afueras, convirtiéndose en el puerto de más tráfico a nivel mundial.
En aquellos maravillosos edificios de piedra donde se encontraban, aduanas, compañías portuarias y de exportación de especies o bancos, ahora se ven grandes compañías, hoteles de lujo y bares selectos desde cuyas terrazas seguro que Orson Welles y su "Dama de Shanghai"no se sentarían a ver como el paisaje de aquella ciudad ha sido invadido por grandes moles fluorescentes de rascacielos, convirtiendo Shanghai en un mundo completamente nuevo, pero donde por extraño que parezca ambos mundos combinan en perfecta armonía.
Digna de visitar, Shanghai es un buen punto de partida  para crear una nueva idea de China desde cero. 
Todo en una ciudad, ordenada a su manera, rápida en cuando a su visión de futuro, pero inmóvil en sus tradiciones y rincones que no se dejan amedrentar por el mañana, manteniendo también un respeto admirable por sus raíces  milenarias.
 
 

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