jueves, 30 de abril de 2015

Capítulo 7 - Ernest Shackelton

Y entre medias, me hice una bici.
Sí, por si se me había olvidao contaroslo, aquí esta la historia. . .
Justo antes de enfilar rumbo al Reino Unido, me uní al grandísimo equipo de "Fixed&Single" Pontevedra con un proyecto que me llevaba un tiempo rondando, hacerme una bici distinta, con sabor, con estilo y gusto, y que mejor que juntarme con esta tropa para llevar a cabo dicho proyecto.
Tras un tiempo buscando, encontré un proveedor de marcos a medida asequible como son los Achielle belgas, una marca de cuadros hechos a mano a la vieja usanza y con una calidad precio muy equilibrada.
 
El motivo de la bici fue el de crear algo al más puro estilo principios de siglo XX, cuando el mundo de las dos ruedas echaba a andar y no se buscaba otro objetivo que la robustez de un buen producto, pero a la vez queríamos una bici todo terreno con diseño e imagen liviana, rápida y para el uso diario.
Y ahí empezó la inspiración, que biclceta utilizarían los intrepidos de aquella época? qué intrepidos? Pues uno tal cual Ernest Shackelton, un personaje que siempre me ha fascinado, no tanto por su espiruto aventurero o sus logros, si no por sus multiples fracasos y su tenacidad por nunca abandonar en busca de retos imposibles cargados de un romanticismo extremo.
Encontramos en el aventurero Irlandés la imagen de alguien que si en bici se hubiera movido por el Dublin de principios del siglo pasado, seguramente habría sido a lomos de una bicicleta como esta, y vimos en él la inspiración de esta empresa.
Asi que nos pusimos al chollo con la idea bien clara de que el color debía ser el de ese azul que adquiere el mar en los confines de lo desconocido y donde teniamos claro que los racores marcarían en plata los contrastes del cuadro de estilo clásico, dando ese toque del frío helador de las olas que Shackelton paso gran parte de su vida intentando domar.
Los detalles en el cuadro hicieron que el trabajo de pintura alcanzase un calidad suprema, la zona en plata bajo la cadena le da un toque actual, así como los detalles de las caligrafias.
El tamaño de la bici nos dejaba espacio para jugar con la posición sobre ella y la relación sillín-manillar que al final solucionamos dandole la vuelta a un manillar de estilo clásico, pero no agresivo, dejando que la posición final en marcha sea cómoda y erguida pero a la vez perfecta para dar pedales.
En cuanto a las llantas, casi nos volvemos un poco locos buscando el ancho y el color perfecto, pero teníamos claro que debia ser una bici para el trote diario, robustas y sin romper la línea estética de la bici.
Para la rueda trasera buscamos un buje que le diera ese toque de velocidad que con una sola marcha no habríamos encontrado, una caja de cambios automatica doble "sturmey archer" que no romperia la estética y pondría ese extra de velocidad acompañado de un freno contrapedal. 
Las ruedas fueron radiadas a mano ajustando dimensiones y añadiendo una cadena de corte clásico que se ajusta perfectamente al estilo.

Para el sillín nos dimos el capricho de ponerle un Brooks C17, de serie limitada a juego con los tonos de ruedas y cinta del manillar.
Y en los detalles la grandeza de la bici, el guardabarros trasero fue encargado a Oregon a un auténtico artesano de la madera, dandole un toque clásico y de gusto supremo.
No nos olvidamos del escudo de los verdaderos artesanos del taller de "Fixed&Single", que recientemente ha sido nombrada por algunas revistas como una de las cinco mejores tiendas de bicis de autor del país.
Y los detalles al gran Shackelton y la conmemoración de los 100años de su travesia transatlántica fallida 1914-2014, y la referencia a uno de sus grandes veleros, el Endeavour; sin olvidar un faro de aires clásicos siempre imprescindible para una gran travesia.
Al final un trabjao de un gusto supremo que refleja precisamente lo que se pretendia desde el principio, una bici robusta y lista para cualquier aventura con un estilo, estética y movimiento ligero a la hora de dar pedales que refleja de alguna forma la personalidad del gran marinero en el que nos inspiramos.
 
Objetivo cumplido y a la aventura; y es que probablemnte si Shackelton montase en bicicleta lo habría hecho en una randoneur como esta.
 

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