viernes, 14 de febrero de 2014

Capítulo 38 - Suecia, el lugar donde volver.

Este post será corto, no hay mucho que decir, si no que descubrir.
Hace poco vi un anuncio en la televisión sueca, cuyo final simplemente decía “Quiero vivir, quiero morir en Suecia”


Nada más allá de la realidad, mi experiencia durante tres semanas en Suecia ha sido uno de los mejores momento del año, cierto que aún estamos en febrero, pero los diez meses restantes tienen una tarea difícil, si quieren superar esto.

Viaje a Suecia a mediados de Enero con la misión de instalar y hacer funcionar la primera planta de optimización de biogás de nuestra empresa en este país, pero conocedor de que el fin de semana podría disponer de algo de tiempo para cumplir ciertas promesas.
Durante el curso 2011-12, pase mi etapa Sudamericana entre el amor y el odio a la ciudad de Buenos Aires, donde este blog echó a andar. De la mano de personas increíbles, conseguimos sobrevivir a situaciones rocambolescas con el agua al cuello, y de la única forma que se podía salir de allí era escaldado, o con una de las experiencias más revitalizadoras que uno puede tener, y con amig@s geniales, a algunos de ellos les hice una promesa, volver a vernos aunque fuese en el fin del mundo, porque tras aquel año una parte de mí también son ellos, de las más importantes estaban en Suecia. Y aunque hubiera tenido que recorrer las llanuras nevadas de Herrljunga a pie, habría removido cielo y tierra por estar con ellas en Estocolmo. Horas de tren tras una dura semana de trabajo y reunirnos de nuevo en el Hall de la Estación de tren de Estocolmo hasta escuchar a mi espalda...
-Cheeee, BOLUDO!!!!!!
No hacía falta al volver a vernos ni decir:
-Cuánto te he echado de menos?  Qué es de tu vida? Qué te han traído por Navidad?
Simplemente ver que todo sigue igual es suficiente, mientras hablamos de lo que sea entre el frio del Mar Báltico, y con sólo volver a vernos, darnos cuenta que seguimos teniendo la misma confianza que dejamos en la ciudad Porteña, y que por mucho que pasen los años el chaos de Argentina tuvo su recompensa, pues se hacen muchos amigos en la vida, pero sólo con unos pocos llegarías al fin del mundo, porque sabes que cuando todo está perdido, esta todo por ganar. Y en mi lista de gente con quienes ir al fin del mundo, siempre estaría Suecia. No sé si es el frío, sus ojos o sus melenas vikingas, lo que les da esa forma de ser tan fieles y honestos; pero su forma de ver la vida y el mundo me fascina y cada vez más. Y es genial descubrirlo en una buena cena y una copa, o una tras otra.
Podría enumerar mil cosas buenas que me aportaron en este viaje, y por las que recomendaría poner un poco de Suecia en la vida de cada uno, pero eso no sería sueco, así que simplemente decir que todos deberíamos poner algo de Suecia en nuestras vidas, para saber disfrutar mejor de la vida, los amig@s y los valores que no deberían perderse nunca, es lo mejor que puedo decir.
Porque no vengo de allí, quizás no sería mi lugar donde morir, pero si mi lugar donde volver.

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