sábado, 4 de mayo de 2013

Capítulo 21 - A Londres por la costa

Volver a Inglaterra siempre es bien recibido, a pesar de que esta vez era para hacer una revisión express de la planta en la que estuve casi  seis meses trabajando, hubo un poco tiempo para todo.

En Poundbury, sin novedad, todo en orden, mucho trabajo, un poco de chocolate, viejos amigos entre cañas y un fin de semana de aquí para allí.

La vuelta desde Londres me permitió poder hacer una visita a mi buena amiga Bea, pasando por Portsmouth, donde también aproveché para volver a ver a Elaine, que durante un verano, hace 5 años, me enseñó inglés.

El viaje un poco caos, a pesar de que por la costa siempre pasan cosas buenas, el autobús Dorchester-Portsmouth, pasando por todos los pueblos costeros habidos y por haber, no es lo más emocionante.
Bournemouth y Poole, sin comentarios. Quizás en verano sean centro turístico por excelencia con sus famosas marinas, pero durante estas fechas. . . son pueblos fantasmas en los que los barrios obreros proliferan en cada esquina, con una clase trabajadora en busca del mismo.
Southampton decepcionante de nuevo: Una hora esperando por el cambio de autobús, por culpa del atasco  creado por el fútbol, me hizo ver de nuevo que quizás hace 100años, cuando el Titanic partió de su puerto, fue lo mejor que había sucedido en esta ciudad, a parte de Matthew  Le Tissier (jugador mítico del Southampton FC), porque por el resto. . . un puerto enorme que mueve la economía de la ciudad y punto de partida de grandes cruceros, intentando seguir mostrando el glamour de principio del siglo pasado, pero sin conseguirlo. Lo q me hace recordar este cartel, famoso en la ciudad rival, Portmsouth.
Pero bueno, a parte de esto, llegar a Portsmouth siempre se agradece, volver a pasar por su playa ventosa, desde la que se pueden ver los acantilados blancos de la Isla de Wight, su puerto lleno de barcos de combate y barcos históricos, el mítico Fratton Park (estadio de fútbol 100% inglés, uno de los más antiguos del país, así como el club q ahora lucha por no desaparecer) y su impresionante torre del vigilancia costera o la multitud de auténticos pubs ingleses con estilo, y como no, volver a ver ese HMS Victory, en el el cayó herido de muerte (por un disparo), el adorado almirante inglés Horatio Nelson, en la batalla de Trafalgar.
Un buen sitio donde volver, no el mejor lugar del mundo,  pero allí conocí a grandes amigas, que aún conservo desde hace años, a pesar de la gran distancia con Turquía y la que la vida me ha hecho tener con Coruña, un beso enorme a Asli y a Sara, por eso esta ciudad siempre tendrá algo especial,como lo tenía para los tripulantes de la fragata Surprise, cuando de boca  del Capitán Aubrey escucharon aquello de: 
- Volvemos a casa, rumbo a Portsmouth!!
Pero aún hubo tiempo para un último momento curioso. Nada más pisar tierra Holandesas en  una cafetería del aeropuerto de Schiphol Amsterdam, pude quedar durante media hora con dos buenos amigos, Manu y Migui, que regresaban a sus trabajos en Copenhague y Tübingen respectivamente, tras un buen fin de semana entre canales.

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